Puedes llamarme Ligea.
Se puede decir que llevo varada toda mi vida, aunque el tiempo y la costumbre han acabado por hacerme aceptar la fangosa arena como mi hogar.
Este no es un lugar donde se puedan encontrar grandes cosas. Apenas podrá llegar a ser un desahogo para mí misma.
Aún así, dejo lo que aún es una hoja en blanco abierta para ti, o para quienquiera desee pasear conmigo por la orilla. No te conozco, pero quien sabe: tal vez entre las algas aparezca algún trozo de concha tornasolado que puedas aprovechar.
¿Y quién sabe? Tal vez en este nuevo mar que has decidido habitar encuentres cosas muy interesantes :)
ResponderEliminar¡Mucha suerte en tu nuevo blog!
Muchísimas gracias, Holden. hace mucho tiempo que no escribo para mí misma, a ver qué tal se me da.
Eliminar