viernes, 21 de agosto de 2015

Varada en Andros



Puedes llamarme Ligea.

Se puede decir que llevo varada toda mi vida, aunque el tiempo y la costumbre han acabado por hacerme aceptar la fangosa arena como mi hogar.

Este no es un lugar donde se puedan encontrar grandes cosas. Apenas podrá llegar a ser un desahogo para mí misma.

Aún así, dejo lo que aún es una hoja en blanco abierta para ti, o para quienquiera desee pasear conmigo por la orilla. No te conozco, pero quien sabe: tal vez entre las algas aparezca algún trozo de concha tornasolado que puedas aprovechar.